Era junio de 1994 y ahí estaba yo con un bebé, madre soltera, recién graduada de la universidad, experimentando la alegría y el amor más inmenso que haya conocido y a la vez, la responsabilidad en mis manos de ese niño hermoso por el que sacaría lo mejor de mi hasta verlo convertido en un gran hombre.
En ese momento lo que salió de mí no fue precisamente feminidad, sino más bien ese lado masculino, autosuficiente, competitivo, ‘la profesional, trabajadora incansable y guerrera’ que se sustenta a sí misma y a su familia. Era lo que Luz en ese momento necesitaba para sí misma.
Luego en julio de 2015 “Here I go… again”, allí estaba esa preciosa niña mirándome a los ojos, no me ocupaba su sustento económico, ya estaba casada y aunque no hubiese sido así, tenía la experiencia y me sentía mucho más capaz. Mi reto sería -y sigue siendo- cómo hacer que esa niña se convirtiera en una mujer autónoma, con ideales propios, que se disfrutara, priorizara y valorara.
Quería encontrar de nuevo mi lugar, el valor y el tiempo para mis proyectos, ahora era ama de casa y madre 100% y me veía en el espejo como mi madre que renunció a su grupo de canto y a ella misma por la familia. Dos momentos de vida muy distintos definitivamente.
Después de experimentar ambas caras de la moneda, la competitividad profesional y la entrega a la familia y con mi profesión, con mi experiencia de más de 30 años en gestión de negocios, puedo decir que ‘el fuego’ que le da propósito a mi emprendimiento es enseñar a las mujeres crear y gestionar negocios rentables, con sistemas que les brinden libertad y equilibrio entre sus proyectos, su familia y su propia vida.
Porque puede pasar el tiempo que sea, pero cuando se trata de ser mujer en todo su esplendor, no hay edad que defina ni tu éxito, ni tu convicción, ni tu entrega. Entrégate a vivir lo que estes viviendo, pero sé consciente que tienes a otras mujeres a tu alrededor que podemos ayudarte.
Feminidad no es sumisión, ocupa tu terreno con todos tus valores